Casa del Campo
Con un programa que plantea una oficina por planta, totalmente diáfanas hacia la Plaza de Galicia, se rehabilita la fachada original, y el espacio de contacto con la edificación posterior ocupado por la nueva escalera es el que se convierte en el corazón del proyecto.
La configuración original de la antigua vivienda, separada en su fachada posterior respecto de la edificación contigua genera un patio de luces que se toma como punto de partida de la actuación. Entendido como una grieta vertical de luz sobre un espacio vaciado donde únicamente aparecen los elementos de comunicación verticales.
La escalera reproduce, en su secuencia de ascenso la percepción que tuvimos cuando realizamos la primera visita al edificio, interior, exterior, interior:
El primer tramo a continuación del acceso desde la Plaza de Galicia es un elemento sólido, de madera, intramuros. El ascenso descubre una nueva escalera, ligera y translúcida, flotando sobre el espacio vaciado bajo la grieta de luz, casi exterior, para volver a introducirnos, en su último tramo en la envolvente del edificio, con madera de nuevo en suelo y techo pero sin apoyarse, queriendo levitar.
Fotografías: Héctor Santos-Díez